sábado, 31 de marzo de 2012

Interludio III


El Almirante Zsinj había saltado ya al hiperespacio.
Su viejo Victoria, el Puño de Hierro había saltado en dirección al Centro Imperial mientras el Galeón ascendía desde la órbita una vez terminada la cacería.

No hubiese sido apropiado, si los 17 días de travesía lo aconsejasen, que un Almirante hubiese desembarcado ante Su Majestad desde una vulgar lanzadera, cuando un galeón le acompañaba para transportar su presente. No cuando en reconocimiento a una de las mayores carreras navales, se rumoreaba en los altos círculos de la Marina, que Zsinj sería recompensado con uno de los nuevos Destructores clase Ejecutor, actualmente en producción.
Incluso los mas atrevidos conjeturaban con que Zsinj sería ascendido a Moff.

Los pensamientos que Zsinj tuviese en su cabeza sobre su carrera, y sobre esta audiencia, solo a él le pertenecían, pero el hecho era que el Puño de Hierro había saltado apenas dos minutos antes de que la corbeta y la fragata saliesen del hiperespacio frente al galeón, y se abalazasen sobre él directamente.

Con tan mala suerte que el Colonial, uno de los destructores clase Imperial que protegían el planeta, se encontraba en el dique orbital en el momento del ataque, obligando al Legislador a interceptar a los atacantes desde su órbita.

La fragata había actuado como escudo para la corbeta, cruzándose en la linea de fuego del Legislador, y soportando su artillería mientras la corbeta abría fuego contra el galeón inutilizándolo, apresándole con sus raos tractores, y usando sus misiles y torpedos para abrir brechas en el casco, por las que se cuelan todavía centenares de piratas. Aunque la fragata había caído bajo el fuego del Legislador, los misiles y torpedos protónicos de la corbeta habían destruido el puente de mando del Legislador, al acercarse el Capitán Larsen en exceso como para resistir sus pantallas.

El puente de mando del Legislador había explotado en una bola de fuego que había ardído brevemente en el vacio espacial, mientras el Capitán Suldar, hacía zarpar el Colonial del dique orbital.

Cuando el zafarrancho de combate comenzó a sonar por los pasillos del Colonial, corrí rápida hacia el puente de mando, mientras en mi comunicador las explicaciones de Suldar se me antojaban lentas.

Quizás un par de minutos después entré en el puente de mando, encontrando s Suldar en medio de una tranquila argumentación a través de holoconferencia con el Teniente Dobast, acerca de la conveniencia de desplegar los TIE conteniendo el perímetro.

A través del visor del puente, a lo lejos se hallaba el casco flotante del Legislador, flotando inmovil sin su puente de mando, junto a la fragata enemiga duramente cañoneada hasta la destrucción, que atravesada en posición de T, había constituido la defensa de la pequeña corbeta corelliana que todavía descargaba piratas sobre el torpedeado galeón.

Recorrí presurosa el puente de mando en dirección a Suldar y a la holoproyección del Teniente Dobast, oficial del crucero de cazas que orbitaba en el otro extremo del planeta, mientras el extraño comportamiento de Suldar me resultaba cada vez mas evidente.

- "Capitán, rodear el perimetro no impedirá que huyan por el espacio, es necesario golpear con nuestra superioridad numérica TIE, debemos destruir los lanzatorpedos de la corbeta..."
- "Escuchemé Teniente, si ha aprendido algo de las patrullas del Almirante Zsinj, usted se habrá dado cuenta de que las batallas se ganan mediante la adecuada previsión y estrategia, no limitándonos a disparar la mayor cantidad de veces posible"
- "Con el debido respeto mi Capitán..."
- "Cumpla sus órdenes, Teniente, acordone la zona con su ala TIE y aguarde a que el Colonial liberemos nuestros TIE contra la corbeta"

LLegué junto a Suldar percatándome del leve y disimulado temblor que mi mera presencia le causaba.

- "¿Cual es la situación, Capitán?"
- "La fragata y la corbeta salieron del hiperespacio para atacar al galeón. Es evidente que se trata de una maniobra pirata calculada para tomar al galeón antes de..."
- "No me repita lo que ya me ha contado por el camino, Capitán"
- "El Teniente Dobast discute la conveniencia de desplegar una de nuestras alas TIE como perímetro de contención. Dada nuestra superioridad, considero preferible delimitar el perímetro y usar los  bombarderos del Colonial para azotar la corbeta"

Miré fijamente a Suldar, notando su turbación por mi escrutinio directo.

- "Teniente ¿cual es su recomendación?"
- "Mantener su ala TIE, enviar la nuestra para inutilizar los lanzatorpedos y las pantallas. Enviar su lanzadera de asalto. Evitar acercarse demasiado mientras sus lanzatorpedos estén operativos. Tener listos los rayos tractores para perseguir a la corbeta si intenta huir de los cazas, o los piratas sueltan el módulo del galeón. No abrir fuego mientras los cazas rodeen la corbeta. Que los cazas destruyan las capsulas de emergencia si se disparan"

Mantuve el rostro fijo en Suldar. Su cuerpo temblaba levemente.

- "En el nombre de Su Majestad Imperial le pongo personalmente al cargo de la batalla, Teniente. Destruya a los piratas y asegure el cargamento del galeón"
- "Como La Mano ordene. Almirante..."

La holoproyección enmudeció totalmente, sintoma inequívoco de que se había desconectado. La voz de Dobast había sonado alterada, como la de quien sabe que se ha ganado un enemigo. Suldar, a mi lado, todavía disimulaba el temblor de su cuerpo, quizás, manteniendose demasiado recto.

- "Capitan, su negligencia es asombrosa, y quiero que sus hombres escuchen esto. No, no se le ocurra interrumpirme. El Almirante Zsinj se dirige al Palacio Imperial ante Su Majestad, esperando que tras él lleguen las 3 crias de Rancor que ha capturado sacrificando hombres, como un regalo personal para el Zoológico Imperial de Su Majestad. Posiblemente en esta recepción sea nombrado Moff. ¿Comprende la relevancia para el Almirante de esta reunón? ¿Sabe que Su Majestad espera interesado estas criaturas? ¿Cree que ha velado debidamente por la seguridad de las crias?"
- "Yo...no podía saber..." Ahora el pánico de Suldar era extremo. Mi sensibilidad no era necesaria para percibirlo.

- "Porsupuesto que no podía saber que las crias eran un regalo personal para Su Majestad. No necesitaba saberlo para planificar una estrategia sensata. Sin embargo por lo que percibo, sabe perfectamente como negociar con los Hutt para facilitarles unas criaturas tan exóticas"
Los siguientes instantes se mostraron ante mi diáfanos, el devenir de los acontecimientos inminentes que tendrían lugar si lo permito.
- "¿Que insínúa? Esto es..."

No podía permitirle tomar su blaster y dispararme, así que mi mano ya estaba en marcha. He soltado con la diestra el sable de mi cinto, mientras Suldar tartamudeaba sorprendido. El pulgar enciende la hoja liberando su familiar zumbido, el sutil olor a cloro, y la imparable hoja laser moldeada por el cuarzo rojo del mango.
Inicio un rápido arco con la hoja, apuntando al suelo, desde la cintura hacia lo alto, un desenvaine corto muy propio del djem so, con la intención de terminar el arco con la hoja hacia el techo, habiendo partido en dos a Suldar desde abajo hacia arriba. Un corte sai tok vertical. Cuando el desenvaine se realiza con presteza, el rival cae partido hacia los lados mientras desenfunda su blaster. En este caso, Suldar nisiquiera intenta desenfundar, recibe el corte que lo asesina al instante practicamente sin enterarse que esta muriendo. Solo un zumbido, y un destello rojo. El olor de la carne, entrañas y sangre cauterizada tapando el olor a cloro de mi hoja.

Una ejecución perfecta del desenvaine. Apago la hoja y comienzo a colgarmela del cinto nuevamente cuando las dos partes del Capitán pierden el equilibrio, y, mirada perdida, caen hacia los lados. Su blaster enfundado en su cintura tranquilo. Siento la atención del puente de mando, dividida entre quienes miran sin asimilar todavía lo que acaba de suceder, y quienes miran fingiendo no hacerlo.

Su Majestad me previno de momentos como estos en los que tu visión del futuro inmediato se ve enturbiada por tus propias imaginaciones, y discernir lo que va a suceder, de lo que tu esperas que suceda se vuelve complicado. Me instruyó para no perderme en la duda y ser vulnarable, instruyó mis reflejos para estar delante de mi mente, y ahora, mientras devuelvo el sable desconectado a mi cinto, me pregunto si mi Visión me ha fallado, o si mis reflejos se han anticipado.

Me llamo Valaria, soy miraluka, y soy La Mano Del Emperador. Así es como trato a los enemigos de Su Voluntad. Vine a Dathomir a supervisar que las brujas permaneciesen sitiadas en ausencia de Zsinj a petición de Su Majestad, pero ahora mismo mi prioridad es destruir esa corbeta, a los piratas, y enviar a las 3 crias de Rancor a Ciudad Imperial tras el Almirante.